Oviedo es uno de los mejores destinos para disfrutar de increíbles paisajes, una deliciosa gastronomía y una ciudad cargada de historia y llena de vitalidad. Ven a disfrutar del fantástico patrimonio histórico y cultural y de todos los atractivos que te esperan en Oviedo.
El casco antiguo e histórico de Oviedo, conocido popularmente como El Antiguo, ofrece al visitante la esencia y alma de la ciudad. Pasear por sus calles es recorrer siglos de historia por las estrechas y sinuosas calles que inspiraron a novelistas como Leopoldo Alas "Clarín". Entre tanto patrimonio histórico y cultural, destaca la Catedral, de estilo gótico, punto de referencia del Camino Primitivo a Santigo y donde se albergan las reliquias y joyas de la antigua monarquía asturiana.
Gran variedad, exquisitez en los sabores, tradición, saber hacer,... Si de algo puede presumir Asturias, además de su gente y su paisaje, es de su gastronomía. Ven a disfrutar de platos que han traspasado nuestras fronteras como la fabada, el pitu caleya, o el cachopo. Ninguno sabe como en Asturias y, más, si lo acompañamos de un culín de sidra.
La fama de los paisajes asturianos es más que merecida. La belleza, abundancia y riqueza de sus numerosos paisajes portegidos y naturales de Asturias te están esperando. La Pensión Fidalgo, por su inmejorable ubicación, es el campo base ideal desde el que conocer todo el esplendor de Asturias.
El Teatro Campoamor es todo un referente para los amantes de la ópera y epicentro cultural de la ciudad de Oviedo. Contruido a finales del siglo XIX, el teatro acoge la segunda temporada de ópera más antigua de España, tras la del Liceo. Además en el Campoamor se celebra anualmente la gala de los Premios Princesa de Asturias.
Por que Oviedo es arte, es cultura no puedes visitar la ciudad sin recorrer algunos de sus musesos. Muy cerca de la Pensión Fidalgo, nos encontramos con el Museo de Bellas Artes de Asturias o el Museo Arqueológico. Dos visitas imprescindibles durante tu estancia en Oviedo.
En Oviedo se conservan los vestigios del pasado regio de la ciudad. En ninguna otra ciudad asturiana existen tantos monumentos de esta época, tanto en el centro de la ciudad como en sus alrededores. A las faldas del Monte Naranco, nos encontramos dos joyas Patrimonio de la Humanidad: Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo
